Escribe: José Morales
Serruto | Regional - 13:04h
Teniendo
todas las cualidades para brillar como uno de los literatos más encumbrados en
el firmamento literario del país y fuera de él, no abandonó su tierra natal por
la vanidad, se quedó en ella para hacer de la esquina del barrio, de las bancas
de la Plaza de Armas, de las calles y el calor de su hogar, una verdadera
facultad de literatura, en la que muchos han bebido de su savia de gran
maestro.
Muchos ya hablaron del poeta,
maestro, político, periodista, músico y literato Percy Zaga Bustinza, y más aún
de su fructífera trayectoria en la construcción de la sobria plataforma
cultural de Puno: fundador de la “Promoción intelectual Carlos Oquendo de
Amat”, del Grupo de Arte “Utaraya” y el Grupo “Qlisgen”, parte también del
Centro Federado de Periodistas y el Colegio de Periodistas. Sin lugar a dudas,
Percy Zaga Bustinza -para nuestra humilde percepción- es el intelectual más
iluminado, talento privilegiado de la literatura del altiplano, que sin
arrogancia camina por las calles de Puno.
Nuestra intención no es hacer un
análisis de su obra poética, menos de su incansable y quijotesca labor, que lo
llevó a enseñar a los puneños sobre la vida y obra de los literatos de esta
parte del país. Queremos hablar del hombre de a pie, del ciudadano dispuesto a
hablar con cualquier otro, con humildad, en el puesto de la casera de la
esquina, saboreando una bebida, presto al consejo sincero y dispuesto a un
aleccionador diálogo de la vasta literatura puneña, y muchas veces más, cuando
abría las puertas de su casa de par en par, natural al destellar todo el calor
humano de su ser.
OGAL
Más abajo de tu playa/ más abajo de tu arena/ de tu limo más abajo/ y más aún de los peces/ los helechos, las raíces.
En el origen mismo/ de tu nombre o tu ser/ hay otro lago, tan/ gigante, tan hermoso,/ tan pequeño como tú.
Humilde, íntegro, sincero, de palabra sencilla y profunda como sus poemas, estos describen y afirman a don Percy Zaga Bustinza como el literato puneño más importante del siglo XX y XXI, por la facilidad con la que explica la complejidad metafórica de cada autor y deshilvana verso a verso un escrito, que desarropa el alma del gran maestro que se esconde en esa figura que irradia confianza y mucha seguridad para hablar de un tema muy poco común para para los puneños: “Literatura”.
Tuvimos el privilegio de
sentarnos en el calor de su hogar, para escuchar de sus labios múltiples
anécdotas, de su larga trayectoria de vida, de cada una de sus facetas, de su
largo recorrido, de su formación como maestro, literato, bohemio, músico eterno
y encumbrado dirigente político, último y primer integrante de su ensueño y de
su mayor realidad, su pasión inolvidable: “Juventud Obrera”.
Refrescando su garganta con un
sorbo de agua, dibujando una sonrisa de satisfacción en su rostro, recuerda con
orgullo y nostalgia el día y el lugar de su nacimiento, la casa alquilada del
Dr. Uriel Cáceres Olazo, del jirón Lambayeque, donde vivía su mamá con una tía.
Recuerda a su padre, que era profesor, con el que vivió muy pocos años. Con
orgullo afirma ser exalumno de la escuelita 883, ahora Miguel Grau, y recuerda
a la maestra Julia Masías Arroyo, parte de un tronco cultural, quien le
incentivó a él y a muchos a escribir. En sus ojos se percibe un brillo de
satisfacción y recuerda haber ganado por el Día de la Madre un concurso de
poesía que se difundió en Radio La Voz del Altiplano, que lo motivó a seguir
escribiendo a escondidas para publicarlos en el Diario Los Andes, con otros
nombres.
Sin forzar sus recuerdos, habla
de los “Chasquis”, grupo de jóvenes y adultos de ese tiempo, que promovían
cultura, que los animaba a él y a un par de amigos a ser parte de ellos; con
ese sueño presentaron a “Jóspani” sus poemas, para que sean admitidos, pero
solo recibían respuestas vacías, con el pretexto de que eran “propuestos”,
aunque eternamente.
Lanzando un suspiro de
satisfacción, habla de la llegada de Gerardo García Rosales, y lo describe como
un extraordinario artista, dibujante, escritor, actor, poeta, bailarín, etc., y
recuerda que en el Parque Pino los tres amigos se negaban a quedarse sin
horizonte cultural y deciden crear un nuevo grupo, y rememora que descubrió a
Carlos Oquendo de Amat, a través de un libro titulado “Floresta de Poesía
Peruana”, poemas para jóvenes, editado por el Ministerio de Educación, en el que
publicaban poemas de Enrique Guzmán y Valle, César Vallejo.
En ella se publicaron dos poemas:
“Madre” y “Poema”, y los rubricaba “Carlos Oquendo de Amat. “Su poesía nos
gustó mucho y al leerlo descubrimos al poeta puneño que hasta ese entonces
nadie lo tomaba en cuenta en el Perú, menos en Puno. Nadie conocía a Carlos
Oquendo de Amat, al poeta, el más culto y más trascendente, nadie lo conocía;
yo lo descubrí”, afirma con cierta satisfacción.
Recuerda que Omar Aramayo les propuso que adopten el nombre de “Carlos Oquendo de Amat” y recuerda que él propone el nombre “Promoción Intelectual Carlos Oquendo de Amat”, que es considerado hasta este momento el segundo movimiento cultural puneño después de Orkopata.
Entre sonrisas recuerda, con
nostalgia, que su sueño juvenil era consagrarse como un gran arquitecto, pero
su padre quería que sea maestro y que por eso decidió estudiar en la
Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle, La Cantuta, donde se
formó como maestro y volvió a Puno para trabajar en varios lugares de la zona
como maestro.
Se confiesa amigo de Horacio
Zevallos, y ser parte de la dirigencia sindical del “SUTE”, por lo que fue
subrogado en más de dos oportunidades, y cuenta que en el lapso de su lucha por
su reposición ingresó a la Universidad San Marcos para estudiar literatura, lo
que le mostró el amplio horizonte de la literatura, que a su vez le ayudó a
ordenar y entender el tema.
Recuerda con mucha emoción que
fue alumno de grandes maestros, como Washington Delgado, Antonio Cornejo Polar
y otros que le ampliaron su panorama literario. También recuerda que fue alumno
de la Universidad San Antonio Abad del Cusco, donde estudió periodismo, aunque
tuvo que abandonarlo por razones propias.
Para hablarnos de su producción
intelectual, nos deja un momento y empieza a poner en nuestras manos una colección
de textos en los que advertimos los títulos de “A Mayte”, “Mi País”, “Cantos,
“Cinematógrafo de lienzo y bambú”, “Mi ciego mi gallo y tú”, “Calendario Cívico
puneño”, “Diccionario Regional de la Cultura Puneña”, y “Biografías de ilustres
puneños”, mientras firmaba la dedicatoria a cada uno de los textos, contaba la
anécdota de que hacía algún tiempo había invitado a su biblioteca a un joven
literato, que al retirarse se dio cuenta que le había sustraído valiosos
libros. Pero al margen de ello, hay que destacar que muchos de esos poemas los
leímos en algunas antologías de poesía de circulación nacional, en muchas se
destaca “Pido perdón a los lagartos”.
Antes de terminar este ameno
diálogo, no podíamos dejar de hacerle una pregunta de regla: Si recordaba a
alguna persona que lo motivó a escribir. La respuesta fue contundente. “Me
motivó la profesora Julia Masías de Arroyo, Adolfo Bustinza del Carpio, además
de dos o tres personas”, y aprovechó para declararse fanático casi religioso de
Gabriel García Márquez, Juan Rulfo, que es extraordinario (su “Pedro Páramo” es
genial, dijo), además de otros, como Walt Whitman, sin duda Cervantes (el
Quijote es una obra extraordinaria). “Pero, como todos, sigo en el debate
mundial de cuál es la mejor novela: si don Quijote de la Mancha, de Cervantes,
o Cien Años de Soledad, de Gabriel García Márquez”, apuntó.
Retornando su memoria a nuestra
región, habla de las mujeres literatas a las que la sociedad nunca les dio el
lugar que se merecieron. Por ejemplo, Mercedes Bueno Morales, Milida Castillo,
Gloria Mendoza y, antes a ellas, recuerda a una señora “Catacora” que escribió
“Poemas en Azul”, que merecen ser estudiados.
Con la pedagogía de gran maestro, con la sobriedad de un experto, empieza a describir y reflexionar sobre los grandes de Puno… Para Percy Zaga, el más grande sigue siendo Carlos Oquendo de Amat. Cuenta que se atrevió a estudiar su poesía y la describe. «Su poesía no tiene la música del modernismo, no tiene el sentimiento del romanticismo de la época, su poesía es imagen… ‘Madre tu nombre viene lento como las músicas humildes’ no dice nada, pero es una imagen bellísima, que tu nombre ‘viene lento como las músicas humildes’, ¿pero en qué está lo poético? ¿Dónde está lo bello?... que, entre imagen e imagen de su poesía, encuentras lo poético y la belleza; entonces, para poder captar esta belleza, hay que saber leer la poesía de Carlitos, entre imágenes; ahí está la grandeza de Oquendo de Amat.
Churata es un Dios, es uno de los
genios americanos en este momento, está siendo estudiado en varios países de
Europa, están reproduciendo su libro, ‘El Pez de Oro’, su obra que es
totalizadora, que nos sacude la conciencia, es un americanismo profundo y habla
de una raza, no solo de una raza, sino de un conjunto de etnias, y es muy
grande ya.
Admiro a Federico More, que hace
del lenguaje lo que hace un panadero de la harina; lo que quiere y demuestra,
que a las 12 del día son las seis de la mañana y no hay forma de contradecirle,
porque maneja tan bien el lenguaje, que los ha hecho llorar a los Miró Quesada
del Comercio y otros. Simplemente, un tipo genial en el manejo del lenguaje.
»Creo que Mariano H. Cornejo es
uno de los grandes pensadores. Su libro ‘Sociología General’ sigue siendo el
libro oficial de la Universidad Autónoma de México y la Universidad Notre Dame
de París; sigue siendo el libro que deben de estudiar sus alumnos.
»Pienso que José Antonio Encinas
no ha sido estudiado hasta el momento. Decimos un gran maestro, ¿pero en que
está la grandeza de Encinas?... Encinas se adelantó a Mariátegui en plantear
que la educación es parte del problema social, que el problema educativo rural
es el problema de la tierra. Cuando Villarán, Alejandro Deustua, dominaban el
pensamiento ideológico, filosófico del Perú, que eran los grandes del Siglo
XIX, justificaban que no se eduque al indio y aparece Encinas y les demuestra
que sí se les debe educar, pero de forma diferente. Esos son los personajes
extraordinarios de la literatura de Puno», concluye el maestro.
Percy Zaga Bustinza, teniendo
todas las cualidades para brillar como uno de los literatos más encumbrados en
el firmamento literario del país y fuera de él, es el hombre que no abandonó su
tierra natal por la vanidad, se quedó en ella para hacer de la esquina del
barrio, de las bancas de la Plaza de Armas, de las calles y el calor de su
hogar, una verdadera facultad de literatura, en la que muchos han bebido de su
savia de gran maestro. Zaga Bustinza no es el que vuelve a la tierra revestido
de arrogancia y petulancia a reclamar honores, es el experto que te guía por la
senda pedagógica de la literatura; es el perfecto guía que te conduce por la
ruta exacta de la cultura literaria y el humano que irradia un gran calor
humano.
Con todos estos méritos, no
dudamos que las nuevas generaciones de literatos que vienen, en un futuro no
muy lejano, creen la nueva corriente literaria zaguista.
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