3 noviembre 2017
Los
wajãpis han organizado protestas contra proyectos en su tierra.
©
Survival
El pueblo indígena de los
wajãpis en Brasil ha desafiado al Gobierno hostil del país para defender sus
derechos territoriales.
Esta tribu ha difundido una
contundente carta
abierta en la que declaran: “Estamos en contra de la minería porque
queremos defender nuestra tierra y nuestra selva. Según nuestras creencias, la
tierra también es persona”.
La carta fue escrita en
respuesta al intento del Gobierno de Brasil de abrir la selva que rodea el
territorio de la tribu en la Amazonia a la minería a gran escala. Esta
acción provocó tal oleada de indignación internacional entre los indígenas y
miles de personas de todo el mundo que, finalmente, el Gobierno tuvo que dar
marcha atrás.
Sin embargo los wajãpis
siguen en alerta, dada la poderosa influencia de la que goza la infame bancada
ruralista de Brasil. En la carta manifiestan que defenderán su territorio de
los intereses mineros a cualquier coste.
Ellos dicen que la minería
no les beneficiaría. Les preocupan los conflictos y enfermedades que la mayor
afluencia de foráneos trae consigo, y la apertura de sus tierras a destructivos
intereses económicos como presas hidroeléctricas, agroganadería y minería de
oro.
Esta pequeña tribu amazónica
conoce los devastadores impactos que causan las carreteras y la minería. En la
segunda parte del siglo pasado, contactos esporádicos con foráneos que cazaban
felinos salvajes por sus pieles y con grupos de buscadores de oro introdujeron
enfermedades letales, como el sarampión, frente a las que los wajãpis no
contactados no tenían resistencia. Muchos murieron como consecuencia.
En 1973, el departamento de
asuntos indígenas del Gobierno brasileño (FUNAI) decidió contactar a los
wajãpis porque la dictadura militar del país pretendía construir una autopista
a través de su tierra y temían que resultaran aniquilados.
En el momento del contacto
solo sobrevivían 150 wajãpis; parecían estar al borde de la extinción. Sin
embargo, han demostrado ser extraordinariamente resilientes y actualmente su
población se ha recuperado hasta sumar más de 1.200 integrantes.
Ahora cuentan con sus propias organizaciones, han expulsado a los
mineros de oro que trabajaban ilegalmente en su tierra y han formado a sus
propios agentes de salud y profesores para trabajar con las comunidades.
Algunos miembros de la tribu
han grabado vídeos innovadores en los que documentan su campaña por sus
derechos territoriales. Otros viajaron al extranjero para conseguir apoyo
internacional y sus comunidades demarcaron físicamente su tierra, que fue
finalmente reconocida por el Gobierno en 1996. Desde entonces ocupan todas las
regiones dentro de su territorio para protegerlo de invasiones.
La carta subraya su fuerte
sentido de cohesión: “Nosotros los wajãpis tenemos una cultura muy fuerte, que
queremos seguir valorando y transmitiendo a las generaciones futuras”.
Esta tribu celebra eventos
importantes en el calendario natural, como el desove de los peces y la
recolección de miel, con ceremonias donde todas las generaciones se juntan para
bailar, al son de la flauta, y consumir caxiri, una bebida que hacen a base de
mandioca fermentada. Como muchos pueblos indígenas su conocimiento botánico es
inmenso y cultivan más de 15 tipos de mandioca o yuca silvestre y 5 tipos de
maíz.
En 2008 la UNESCO reconoció
su arte gráfico, denominado “kusiwa”, como Patrimonio
Cultural Inmaterial de la Humanidad. Su técnica se basa en el uso de
pigmentos naturales obtenidos de plantas, como la pasta roja del achiote, con
los que dibujan complejos diseños sobre su cuerpo y decoran objetos como
cestas.
La presión nacional e
internacional es fundamental para apoyar a los wajãpis en su lucha continua
para defender sus derechos, ya que se enfrentan a amenazas crecientes sobre sus
tierras, y a los intentos de un Congreso y un Gobierno hostiles que se empeñan
en debilitar los derechos indígenas en Brasil.
Su carta acaba con un
llamamiento a todos los que están preocupados por la destrucción de la
Amazonia, para que les apoyen. Los lectores pueden actuar participando en esta
campaña de Survival.
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