viernes, 10 de noviembre de 2017

HÁBITOS DE VIDA/ El cambio climático cambiará hasta lo que comemos

El impacto en los ecosistemas y los cambios en las condiciones climáticas harán que algunos cultivos queden abandonados y otros tendrán que elevar los precios

JONATHAN GÓMEZ CANTERO






8 DE NOVIEMBRE DE 2017

Cada día vemos más y más impactos que el cambio climático produce en multitud de ecosistemas. Son especialmente las del Ártico las que más conocemos, y, de hecho, una gran parte de la población aún asocia este problema ambiental con algo que sólo ocurre a muchos kilómetros de aquí afectando al hábitat del oso polar. Por supuesto, también afecta allí y desde hace se constata en una cada vez más reducida, pérdida de hielo.


Si nos venimos hasta nuestras latitudes, también tenemos cambios que ya nos hacen ver que el cambio climático ya está aquí, como comentaba en mi anterior artículo El clima y la meteorología están fuera de contexto. Además de todos ellos, en los últimos meses hemos tenido que huracanes de récord: por ejemplo, el primer huracán Categoría 5 formado fuera del mar Caribe, se llamó Irma y es un nombre propio de lo que puede estar provocando el cambio climático.  A ello se han sumado precipitaciones de récord en Estados Unidos, un país en el que su presidente niega este fenómeno. Pero vengamos a España. Ophelia es un nombre que costará olvidar, ha sido el primer huracán mayor, ya que alcanzó categoría 3, que más cerca ha estado de la costa europea. Por suerte pasó a unos cientos de kilómetros de nuestras costas, pero si su trayectoria hubiera pasado sobre Canarias o sobre la península, los daños hubieran sido catastróficos.


 Trayectoria del huracán Ophelia. Fuente: NHC

Ya venimos arrastrando varios años de temperaturas anormalmente altas y precipitaciones que son de todo menos abundantes y generalizadas. Nos estamos enfrentado a la peor sequía de los últimos 20 años, aunque también podemos verlo como “la peor en lo que llevamos de siglo”. Bien es cierto, que la sequía es un fenómeno recurrente en nuestro país, algo natural, pero esta que estamos padeciendo se da ya en un contexto de cambio climático constatado y con temperaturas que siguen siendo muy altas, de hecho, habrán notado, que el otoño pese a estar a finales de octubre, se resiste a llegar.

LA SEQUÍA YA HA PROVOCADO PÉRDIDAS IMPORTANTES EN LOS CEREALES Y LA ESTÁ EMPEZANDO A PROVOCAR EN EL SECTOR OLIVARERO. ¿SE HA PLANTEADO QUE DENTRO DE UNOS MESES UNA GARRAFA DE ACEITE PUEDE COSTAR MÁS CARA POR EL CAMBIO CLIMÁTICO?

Todos estos cambios no son en vano. Es muy importante que no nos quedemos solo en que el clima cambia, que también, sino que vayamos más allá, para ver todos esos impactos que tiene y que nos afectan directamente. Esta sequía ya ha provocado pérdidas importantes en los cereales y la está empezando a provocar en el sector olivarero. ¿se ha planteado que dentro de unos meses una garrafa de aceite puede costar más cara por el cambio climático? La falta de agua y las altas temperaturas están provocando pérdidas que el sector necesitará recuperar. También nos pasará en otros productos básicos como una barra de pan, pero si empezamos a tener pérdida de cereales y estos se encarecen, acabará repercutiendo en el consumidor.

Si seguimos analizando posibles impactos, descendemos incluso hasta el nivel de los productos y platos típicos. Viajemos hasta Galicia. Todos conocemos la excelencia del marisco gallego, que hace las delicias de cualquier paladar aficionado a esta gastronomía. En los últimos años ha aumentado la temperatura del agua del mar hasta el punto de producir mareas rojas más duraderas y que incluso se repiten varias veces al año. Una de las peores se vivió en octubre de 2013. Este fenómeno, que es natural, conlleva el cierre de bateas y se prohíbe la recogida hasta que la calidad de las aguas vuelve a ser buena. Si continuamos con la misma tendencia, estas mareas podrían darse cada vez “a las puertas de Navidad” con problemas en plena campaña de recogida, y un fortísimo impacto en la economía y el empleo de estas zonas. ¿podríamos tener unas Navidades sin marisco de Galicia?

Vayámonos a unos kilómetros al interior, a la ribera del Duero, donde se elaboran algunos de los mejores vinos del mundo, junto a zonas de La Mancha o La Rioja. Los cambios en las condiciones ya están dejando algunos impactos en el sector, y algunas bodegas están haciendo planes de adaptación y mitigación del cambio climático para evitar en el futuro tener que hacer frente a los daños. Algunas previsiones apuntan a que muchas de las zonas que hoy en día son aptas para este cultivo podrán perderse en 2050. En términos generales los viñedos se irán desplazando en latitud, hacia el norte y en altitud, buscando las temperaturas más benignas. Esto es tan cierto, como la ya más de 100 bodegas que hay repartidas por Inglaterra y donde el cultivo está avanzando en perfectas condiciones. Pensemos en el impacto que esto tendrá en economías rurales de interior y en el empleo de miles de personas que a lo mejor en unos años ven como desaparece su forma de trabajo ¿podríamos dejar de tener el vino de algunas zonas que hoy son típicas?

Seguimos nuestro recorrido gastronómico. Llegamos a la huerta hortofrutícola de Europa, la Comunidad Valenciana. Sabemos que allí tenemos grandes extensiones de campos de naranjos que ya forman parte del palimpsesto territorial. Un distintivo de calidad que llegamos a encontrarnos incluso en los carteles del mercado. En los últimos años se ha constatado cambios en la maduración de este fruto, cada vez se produce más tarde, y esto hace que se tengan que enfrentar a la sequía estival, pero, por otro lado, a una mayor probabilidad de las tormentas tardoestivales, de finales del verano, tan típicas en los ambientes mediterráneos, pero cuya frecuencia también parece estar aumentando. Por otro lado, nuevos espacios euroasiáticos podrían contar en un futuro próximo con un clima benigno para estos cultivos en los próximos años, por lo que podría aumentar la competencia y quién sabe si la Unión Europea, en algún tipo de política comunitaria para regular el mercado nos haría arrancar los naranjos o estos dejarían de ser rentables. ¿Podríamos quedarnos sin naranjas de Valencia?

Llevamos un pequeño paseo por el futuro de nuestro país y todos los productos que componen este menú podrían ver subir sus precios o bien desaparecer. 

Mientras hemos viajado de una zona a otra, hemos pasado por varios ríos. Empecemos a pensar lo que significa enfrentarnos a sequías más duras y prolongadas en un futuro. En primer lugar, la agricultura lo sufriría, pues se enfrentarían a las primeras restricciones, pero si sigue empeorando, se pueden sufrir restricciones en el consumo humano. Tampoco hemos de irnos muy lejos, pues desde hace meses lo están sufriendo en la cabecera del río Tajo, donde las lluvias se han reducido y el agua sale a través de un trasvase al río Segura que cada vez se demuestra más imposible de realizar. ¿tendremos problemas de abastecimiento de agua para beber?

La ganadería también lo está sufriendo. La sequedad y las altas temperaturas están haciendo muchas superficies de pasto verde y fresco. Esto ha llevado a que muchos ganaderos se vean obligados a comprar esos brotes verdes o bien a crear regadíos para alimentación, lo que está suponiendo, al menos para ello, un mayor gasto que de una forma u otra también acabará repercutiendo en el consumidor. ¿se encarecerá el precio de la leche?

Por si todo esto fuera poco, hablemos del impacto en nuestros bosques. Mayores temperaturas y menos agua harán que la vegetación esté más seca y sea más propensa a incendiarse. Aquí si es importante aclarar que el cambio climático pone las condiciones, pero no prende la mecha. Tristemente hemos visto en este mes de octubre decenas de incendios en los montes gallegos, leoneses y asturianos. Bien es cierto que hacía calor y que hacía semanas que no llovía, aunque no en estas zonas, pero hubo quien lo utilizó para hacer daño, aunque será un juez quien lo analice. Estas nuevas variables favorecerán que los incendios puedan ser de avance más rápido y que también alcancen una mayor extensión.  ¿perderemos nuestros bosques a consecuencia del fuego?

El mar tampoco escapa a estos problemas. Varias zonas del país estás viendo como especies típicas y muy aprovechadas por pescadores locales, están desapareciendo por están migrando en latitud y están llegando especies de tipo subtropical. Esto está ocurriendo por ejemplo en Canarias donde ahora llega el “gallo aplomado”, una especie que no se veía en el pasado. En el mediterráneo, el avance de la Caulerpa taxifolia, un tipo de alga que está acabando con las praderas submarinas de Posidonia donde habitan y crían especies típicas que están viendo desaparecer su hogar como consecuencia de aguas cada vez más aptas ¿podremos dejar de comer pescados típicos?

El cambio climático ya está produciendo todos estos efectos y en nuestras manos está frenarlo. Hemos de empezar a asumir y gestionar todos estos impactos antes de que sea demasiado tarde. Actuar con antelación es hasta 4 veces más rentable que actuar cuando el daño ya está causado. El clima desde hace décadas está cambiando y muchos de los impactos ya los tenemos constatados, por eso es importante que asumamos que también puede afectarnos en nuestra comunidad autónoma, en nuestro pueblo o en el fondo de la nevera. No es algo que sólo ocurra en el Ártico a unos osos polares. Hemos de crear una conciencia general y quizá sólo sea así, de eso modo, como podamos llevar hasta todos los ciudadanos que cuando hablamos de cambio climático nos atañe y nos afecta a todos y cada uno de nosotros.

En este sentido también hemos de proponernos comprar y consumir productos de cercanía, de los que no se han hecho miles de kilómetros con una gran huella de carbono para llegar hasta nuestra cesta de la compra.

Adquirir lo que se cosecha en nuestros pueblos favorece el desarrollo local y además minimiza el impacto ambiental y las emisiones. Todos podemos aportar nuestro granito de arena para minimizar este problema, y en media de lo posible, revertirlo.

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Jonathan Gómez Cantero es Geógrafo–Climatólogo especializado en riesgos naturales y cambio climático. Es autor de  El cambio climático en Europa 1950-2050 Percepción e Impactos. Fue revisor del 5º Informe del IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change), participó en la Cumbre del Clima de París (COP21), elaboró para la Fundación de Cajas de Ahorros un estudio sobre los efectos del cambio climático en el PIB.

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Jonathan Gómez Cantero

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