El artículo integra la
cobertura de IPS sobre el Día Internacional de la
Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el 25 de noviembre, y los 16 días
de activismo para erradicar el problema.
Tres
generaciones de mujeres de una familia argentina enarbolan carteles con la
consigna “Ni Una Menos”, en una de las manifestaciones contra los
feminicidios/femicidios en Buenos Aires.
Crédito: Fabiana Frayssinet/IPS
BUENOS
AIRES, 22 nov 2017 (IPS) - Una “arremetida
conservadora y fundamentalista” en América Latina contra una alegada “ideología
de género” pone en riesgo o está ya derogando avances para las mujeres, entre
otros en la lucha contra la violencia hacia ellas, denuncian activistas feministas.
Susana Chiarotti, una
abogada argentina integrante del Consejo Asesor del Comité Latinoamericano y del Caribe para la
Defensa de los derechos de las Mujeres (Cladem), considera este uno de
los temas “preocupantes”, al reflexionar sobre el Día Internacional de la
Eliminación de la Violencia contra la Mujer, este 25 de noviembre.
Esa jornada abre la campaña de activismo Unete, hasta
el 10 de diciembre, el Día de los Derechos Humanos, en que participan
diferentes agencias de la Organización de las Naciones Unidas, bajo el
lema de “No dejar a nadie atrás: Poner fin a la violencia contra las mujeres y
las niñas”.
“Hay algo
perverso en esa caracterización (de 'ideologia de género'). Se trata de
volver a instalar a la mujer en los espacios tradicionales: a cargo de las
tareas de cuidado, pero sin quejarse; volver al hogar y dejar los pocos
empleos que quedan a los varones; recuperar la obediencia al paterfamilia”:
Susana Chiarotti.
|
“Estas campañas antiderechos de las mujeres no
son aisladas, ni dispersas ni erráticas. Están bien organizadas, financiadas y
coordinadas. Los sectores conservadores de todos los países se conectan entre
sí y comparten estrategias y actividades”, señaló Chiarotti a IPS al explicar
los alcances de la ofensiva conservadora.
Para la también
directora del Instituto
de Género, Desarrollo y Derecho, el ataque a la supuesta “ideología de
género”, “se reproduce con las mismas expresiones” en Argentina, Bolivia,
Brasil, Colombia, El Salvador, México Perú, Paraguay, República Dominicana o
Uruguay, por citar algunos países.
“En todos ellos, entre
otras iniciativas, tratan de eliminar la educación sexual integral, o borrar la
igualdad de género y la no discriminación por orientación sexual de las
currículas escolares; de oponerse a la autonomía de los cuerpos de las mujeres
impidiendo los abortos, incluso los legales”, explicó.
Un informe de ONU Mujeres y del Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), lanzado este miércoles 22, subraya
que, aunque en la región el número de países con políticas nacionales de
protección para las mujeres aumentó de 24 en 2013 (74 por ciento) a 31 en 2016
(94 por ciento), las altas tasas de violencia contra las mujeres siguen siendo
un desafío grave.
“A pesar de los
notables avances en los planes de acción nacionales, la región registra las
tasas más altas de violencia contra la mujer fuera de la pareja y la segunda
más alta dentro de ella”, agrega.
El informe “Del
compromiso a la acción: políticas para erradicar la violencia contra las
mujeres en América Latina y el Caribe“, alerta que el número de
feminicidos/femicidios está en aumento, y dos de cada cinco son resultado de la
violencia doméstica, aquella dentro de los muros del hogar.
Además, indica el
informe de las agencias de la ONU, alrededor de 30 por ciento de las mujeres
han sido víctimas de violencia por parte de su pareja y 10,7 por ciento han
sufrido violencia sexual fuera de la pareja.
Para Chiarotti el
número de estos asesinatos por razones de género los convierte
“prácticamente un genocidio, y además oculto”. Si se matase a la misma
cantidad de personas por razones étnicas, religiosas o de otra índole las
autoridades y la gente reaccionarían de otra manera, “pero son mujeres y la
sensiblidad desgraciadamente decae”, ha argumentado.
Maltratadas,
familiares de víctimas de feminicidios/femicidios y cruces que simbolizan las
mujeres asesinadas por razones de género, en un collage de imágenes en
diferentes países de América Latina. Un llamado al fin de la violencia contra
las mujeres, un objetivo que se aleja en la región. Crédito: Juan Moseinco /IPS
“En Brasil están
tratando de introducir la mediación en la Ley
María da Penha sobre Violencia Doméstica y Familiar”, aprobada en 2006 y
que lleva el nombre de una biomédica que quedó parapléjica tras ser disparada
por su marido mientras dormía, citó la especialista entre los ejemplos del
retroceso regional en materia de violencia de género.
Allí, “además han
boicoteado la posibilidad de que las mujeres embarazadas por violación puedan
abortar”, precisó, aunque ese sea uno de los restrictivos supuestos en que en
Brasil es legal interrumpir el embarazo.
“En mi país, Argentina,
esto se está haciendo a través de la campaña de algunos sectores, de instalar
la ‘probation (suspensión de juicio a prueba)’ en los juicios de violencia de
género y al utilizar la objeción de conciencia de manera masiva para impedir
las prácticas legales de interrupción de embarazos”, argumentó Chiarotti.
En Paraguay grupos
conservadores emprendieron una arremetida contra algunos programas del
Ministerio de Educación, utilizando este concepto.
“Al conceptualizarlo
como ideología aprovechan el rechazo de la gente a ser ‘ideologizada’ o
alienada en una línea de pensamiento. Pero género es una categoría de análisis
para revisar la realidad, no una ideología”, opinó Chiarotti.
“Hay algo perverso en
esa caracterización. Se trata de volver a instalar a la mujer en los espacios
tradicionales: a cargo de las tareas de cuidado, pero sin quejarse; volver al
hogar y dejar los pocos empleos que quedan a los varones; recuperar la
obediencia al paterfamilia”, planteó.
También se pretende con
esta ofensiva, añadió, “negar la existencia de las diversas formaciones
familiares e instalar la idea que lo natural es un solo modelo de familia
(heterosexual, nuclear), así como que la única forma válida de amar es la
heterosexual, entre otras negaciones de la realidad”.
Karina Bidaseca,
coordinadora del Programa Sur-Sur del Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales(Clacso), se refiere a este tema entre
otros en el libro que coordinó para esa organización junto con la Universidad
Nacional San Martín, “Genealogías críticas de la colonialidad en A. Latina,
África, Oriente” (2016).
“Esta razón inscribe los guiones de los que
defino como ‘fundamentalismos coloniales globales’ (culturales, religiosos,
políticos, económicos y epistémicos) y que son los fundamentos de los frentes
expansivos de aquellos discursos fundamentalistas, conservadores, morales y
racistas como lo que se da en llamar la ideología de género”, dijo a IPS.
“Se trata de un ataque
que es antifeminista y transhomofóbico y proviene de parte de un sector
ultraconservador fundado en las iglesias cristianas evangélicas”, planteó
Bidaseca, también profesora de estudios de género y afrofeminismo en dos
universidades argentinas.
“En Colombia la
‘ideología de género’ es crucial para comprender por ejemplo los procesos de
paz que se vieron atravesados por esta discusión”, afirmó.
“Algunos ejemplos de
movilizaciones en muchas ciudades del país salieron marchas
multitudinarias afirmando que eran padres y madres de familia que defendían los
valores de la familia tradicional heterosexual, contra la ‘ideología de género’
que, según ellos se está imponiendo en las escuelas a través del Ministerio de
Educación”, ilustró.
“Feminazis es el
modo de clasificar con que este discurso nomina a quienes defendemos los
derechos de la diversidad sexual, y de las mujeres contra los femicidios”,
añadió. Recordó así un término acuñado por el comentarista radial estadounidense
Rush Limbaugh en 1992, al referirse a las mujeres que defendían el derecho al
aborto, que calificó como un “holocausto”.
La falta de educación
sexual o de abortos permitidos en caso de violencia sexual, es atribuida en
cambio por otras organizaciones, entre otras causas, al gran número de
embarazos de niñas y adolescentes que se producen en América Latina.
“Por la edad, se
presumen gestaciones producto de abuso sexual o coerción. Son maternidades
forzadas y su número es cada vez mayor en países de Latinoamérica y el Caribe,
la única región del mundo donde vienen en aumento”, indicaron más de 150
organizaciones civiles ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH), en una sesión el 24 de octubre en Montevideo.
Un año atrás, en la
misma capital uruguaya, un Foro de Organizaciones Feministas dictaminó que la
región “enfrenta retrocesos democráticos por golpes ‘destituyentes’ de la
voluntad ciudadana” y por la asunción de gobiernos que entre otras
consecuencias están “generando mayor exclusión de las mujeres”.
En ese contexto, señaló
que “la arremetida fundamentalista intentando expandir la supuesta existencia
de la ‘ideología de género’ busca frenar las luchas feministas por la igualdad”
y por acabar con “el patriarcado”.
“Lo que vemos es un
movimiento mundial, que ha atravesado países como Francia, Alemania, España e
incluso México y Panamá, donde se han hecho marchas contra esa alegada
ideología”, consideró Bidaseca.
Editado por Estrella
Gutiérrez
No hay comentarios:
Publicar un comentario