Solo el 44% de las
zonas urbanas del Perú trata y aprovecha sus aguas residuales
Vista del río Rímac en Lima,
Perú. BANCO MUNDIAL
¿Cómo aprovechar cada
gota de agua en una zona desértica donde vive más de la mitad de la población
de un país?
Es el caso del Perú,
donde su compleja y heterogénea geografía dificulta la provisión de agua
potable a todos sus habitantes. Dividida por la cordillera de los Andes, la
franja costera y desértica del Pacífico alberga el 56% de la población (más de
15,8 millones de personas) y por ella solo discurren, en un corto recorrido, 53
ríos estacionales.
Además de la gran
presión demográfica sobre el recurso hídrico, esta región es la que presenta
mayores necesidades de agua tanto para la agricultura como para la industria.
Como consecuencia de
ello, el estrés hídrico -cuando la demanda supera la cantidad disponible
durante un tiempo determinado- se ha convertido en la principal amenaza que
trae consigo el cambio climático, el cual se ve exacerbado por los desastres naturales,
cada vez más frecuentes, como el reciente fenómeno de El Niño que afectó a
amplias zonas de la costa peruana.
Tratar
y reusar el agua residual o usada
Una respuesta a este
fenómeno es, según los expertos, el uso más pleno de aguas residuales.
En el Perú, solo el 70%
de las aguas residuales de uso residencial de las zonas urbanas reciben algún
tipo de tratamiento antes de su descarga en los cursos de agua, por lo general
en el mar. Además de este considerable desperdicio, el tratamiento de aguas residuales
en las zonas urbanas del país es de un 44%, si se excluye la ciudad de Lima,
con sus cerca de diez millones de habitantes.
Por eso, lograr reusar
las aguas residuales es uno de los principales retos ambientales, tecnológicos,
financieros, institucionales y sociales del Perú y de la región.
Dejar escapar las aguas
residuales (tratadas o no) al mar significa perder un valioso recurso que
podría servir para irrigar y forestar el desierto, desarrollar emprendimientos
agrícolas, incrementar las áreas verdes en las ciudades o posibilitar nuevas industrias
que creen empleo y promuevan el crecimiento económico.
Soluciones
La agencia de Promoción
de la Inversión Privada en el Perú anunció recientemente que se
adjudicarán 15 proyectos de plantas de tratamiento de aguas residual en los
próximos dos años. Esto va en concordancia con el Plan
Nacional de Saneamiento 2017-2021 que busca la ampliación y
construcción de plantas de tratamiento por un valor de inversión de 1.100
millones de dólares en los próximos dos años.
Dos ejemplos dignos de
mencionarse son proyectos en dos lugares emblemáticos de Perú: el Lago
Titicaca, el más grande de Sudamérica, y Villa El Salvador, uno de los
distritos más poblados de Lima, con casi 400.000 habitantes.
El “Sistema
de tratamiento de las aguas residuales de la cuenca del Lago Titicaca” es
una iniciativa privada cofinanciada (Asociación Público-Privada) en la
modalidad de concesión, por un plazo de 30 años. Esta propuesta incluye una
solución integral para la infraestructura relacionada a las plantas de
tratamiento y la disposición final de las aguas residuales del lago
altiplánico.
En tanto, el parque
zonal Huáscar, en el desierto de Villa El Salvador al sur de la capital
peruana, se abastece de agua de la planta de tratamiento de aguas residuales de
la empresa de agua y saneamiento de Lima que irriga áreas verdes y además tiene
un uso recreacional.
Estos son solo dos de
las muchas ideas para promover el uso de los recursos existentes en las aguas
residuales.
Otras posibilidades son
la generación de energía eléctrica o de gas procedente del tratamiento
anaeróbico, el aprovechamiento de los nutrientes en los barros y el reúso del
agua tratada para la forestación. La participación del sector privado es
relevante, especialmente, para proveer las soluciones tecnológicas y
financieras, así como para la gestión de las plantas o en el reúso de las aguas
residuales tratadas en los procesos industriales.
Para hacer frente a
estos retos, el Gobierno del Perú y el Banco Mundial están discutiendo con las
partes interesadas una serie de propuestas entre las que destacan:
· Seleccionar procesos
de tratamiento basados en tecnologías de fácil operación y que aseguren un bajo
costo de inversión, operación y mantenimiento;
· Hacer más graduales
los límites permitidos, para facilitar la implementación de tecnologías
recomendadas;
· Asegurar que las
empresas operadoras cuenten con los presupuestos y financiamientos para la
operación y mantenimiento, así como los conocimientos y capacidades para un
manejo exitoso; y,
· Reusar y aprovechar
el agua, los biosólidos y la energía del biogás.
Un socio clave en esta
iniciativa es el Gobierno de España, a través de la Dirección General de Agua,
que está realizando aportes muy importantes basados en su experiencia en
gestión integral del recurso hídrico, tratamiento de aguas residuales y su
reúso. España es un líder a nivel internacional en estos temas.
Con todo esto en
marcha, bien puede adaptarse el famoso dicho a “agua residual y tratada, no la
dejes correr”.
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Sandra Arzubiaga es
oficial de comunicaciones del Banco Mundial
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