El hallazgo de un importante
yacimiento en tierras especialmente protegidas de Nueva Zelanda enfrenta a una
empresa minera con la comunidad local
Vista general de la montaña de Karangahake. PROTECT
KARANGAHAKE
Madrid 18 JUL 2017 - 17:25 CEST
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El hallazgo de un importante
yacimiento de oro en una antigua mina en tierras protegidas de la Isla Norte de
Nueva Zelanda está enfrentando a una empresa minera con la comunidad local, que
considera el lugar un monte sagrado, además de una zona recreativa de
una exuberante belleza natural. Sin embargo, la empresa cuenta con
todos los permisos necesarios y el Gobierno insiste en que la actividad minera
no afectará a la montaña.
La semana pasada, New Talisman Gold
Mines informó de que había encontrado una gran veta de oro en la
garganta de Karangahake, en la península de Coromandel, situada en la
costa noroccidental de la Isla Norte, según recoge el diario británico The Guardian. Calculan que alberga 8.500 kilos de oro de la más alta calidad, lo que sitúa al
yacimiento, según la empresa, entre el 5% de los mejores depósitos en cuanto
a concentración o grado de mineral.
En Nueva
Zelanda es legal la extracción de mineral en reservas naturales si el Gobierno,
el consejo local y el Ministerio de Conservación conceden un permiso especial. New
Talisman logró en 2009 dicho permiso de explotación minera durante 25 años
sobre una mina subterránea que ya estuvo operativa durante varios años entre
1892 y 1992. Tras el descubrimiento de oro, la compañía planea comenzar a
extraer pequeñas cantidades a principios de 2018, pero la comunidad local se
opone al proyecto porque a su juicio amenaza la "paz" y la
"armonía" de la zona.
La garganta de Karangahake es un
destino popular para turistas y lugareños a una hora y media de Auckland.
Una de las principales quejas es que trabajadores y visitantes tienen que
compartir un estrecho camino para ascender a la montaña. New Talisman alega que
la prospección traerá beneficios económicos a la comunidad y que sus trabajos
solo afectan a una "pequeña" zona de la montaña, 0,4 hectáreas.
"Es una hermosa montaña
sagrada para los pueblos indígenas de la zona y un hermoso parque recreativo
para turistas y residentes locales, que se oponen activa y pacíficamente al
desarrollo de la actividad minera, que convertiría la montaña en una zona industrial",
explica la diputada del Partido Verde Catherine Delahunty, que ha dicho a Radio NZ que el proyecto cuenta con la
oposición de grupos ecologistas de todo el país.
El grupo Protect Karangahake lleva
años oponiéndose a que la mina vuelva a tener actividad y esta semana han
redoblado esfuerzos. Con el fin de relentizar las prospecciones, envían a
"caminantes muy lentos" para obstruir la carretera y evitar el acceso
de vehículos o a decenas de manifestantes a bloquear la vía de acceso.
"Es un área recreativa muy
popular y la fuente de agua local. Nuestra cultura y nuestra economía están
totalmente interrelacionadas con el ecoturismo y la vida al aire libre que la
minería amenaza", ha declarado al diario una portavoz del grupo, Ruby Jane
Powell.
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