El descubrimiento de unos
grabados en Arabia Saudí muestra que los hombres ya cazaban con canes hace
8.000 años y que fueron fundamentales para su supervivencia
Madrid 14 DIC 2017 - 07:39 CET
Grabados
de perros y humanos datados hace 8.000/9.000 años en Arabia Saudí. ASH
PARTON / MARIA GUAGNIN PALAEODESERTS SURVEY
Los científicos siguen tratando
de comprender cuándo y cómo, hace miles de años, comenzó la relación de los
humanos con los perros.
Unos grabados descubiertos recientemente en Arabia Saudí, que muestran a
hombres y canes cazando juntos, y controlados con correas, ayudan a comprender
algo mucho más importante: sin los
primeros animales que domesticamos, nuestra supervivencia como especie
hubiese sido mucho más complicada, incluso imposible.
Los trabajos sobre el origen del
perro se basan por un lado en investigaciones del ADN antiguo para descubrir
cuándo se separó del lobo —las últimas hipótesis apuntan a que los
primeros surgieron
hace unos 33.000 años en Asia— y en tratar de deducir la forma en que
se produjo la domesticación —las últimas hipótesis apuntan a que fueron
ellos los que nos domesticaron, los que se acercaron a los asentamientos en
busca de comida—.
Por otra parte, también rastrean
evidencias arqueológicas que demuestren desde qué momento compartimos el mismo
espacio y, sobre todo, para qué los utilizábamos.
Los grabados descubiertos en el
noroeste de Arabia Saudí, en los yacimientos de Shuwaymis y Jubbah, representan
un gran avance: están entre las imágenes más antiguas de perros, ya que tienen
entre 8.000 y 9.000 años (todo indica que son las más remotas, aunque existe
una cerámica en Irán con perros de hace ocho milenios), pero, sobre todo, son
las primeras que muestran el trabajo conjunto con los humanos. En total
aparecen en 350 grabados y en unos cuantos se les ve claramente cazando, a
veces sujetos con correas, acompañando a hombres armados. Por su aspecto podría
tratarse de una raza que todavía existe: los perros de Canaán. Un problema es
que las dataciones no son directas, sino que se basan en yacimientos de su
entorno, lo que siempre crea controversias.
Dos perros ante un león, grabados hace
8.000/9.000 años. HUW GROUCUTT / MARIA GUAGNINPALAEODESERTS SURVEY
"Las imágenes nos muestran
que los cazadores controlaban a los perros y que les utilizaban para sus
estrategias de caza, mucho antes de que hubiesen sido domesticado otros
animales, como vacas o cabras. Hasta ahora no estaba claro si los perros se
sentían atraídos por los asentamientos humanos o si fueron domesticados
activamente", explica Maria Guagnin, investigadora asociada del Instituto
Max Planck, actualmente en la Universidad Libre de Berlín y una de las autoras
del trabajo, publicado en el Journal of Anthropological Archaeology.
"El uso de perros incrementa las posibilidades de cazar y ayuda a los
humanos a sobrevivir, especialmente cuando la comida es escasa y sólo está
disponible en ciertos momentos del año", agrega Guagnin.
Aunque asegura que se trata de un
hallazgo difícil de datar, el investigador de la Escuela de la Arqueología de
la Universidad de Oxford, Greger Larson y uno de los principales investigadores
del origen de los perros, reconoce la importancia del descubrimiento.
"Parece razonable pensar que son perros y que los humanos cazan con ellos.
Me parece que es más difícil interpretar si se trata de correas, pero es
indudable que trabajan juntos", asegura. El lugar del descubrimiento, en
cambio, aporta dos informaciones cruciales: el neolítico, esto es, la
agricultura y la domesticación de otros animales, no había llegado hasta allí
todavía y, lo que es más importante, está fuera del alcance natural del lobo.
Esto quiere decir que son perros domesticados anteriormente, que viajaron hasta
allí con los humanos.
Larson es uno de los impulsores
de la creación de una enorme base de datos genética para analizar ADN de perros
prehistóricos, el Palaeogenomics & Bio-Archaeology Research Network.
"Los principios son siempre muy difíciles de identificar. El
origen genético de los perros sigue siendo un lío", explica Larson. La
investigadora Mietje Germonpré, del departamento de paleontología del Real
Instituto Belga de Ciencias Naturales, participa en ese proyecto y fue una de
las descubridoras de un cráneo, posiblemente de perro, de unos 32.000 años de
antigüedad, encontrado en la cueva belga en Goyet. Sin embargo, este
descubrimiento tiene sus detractores y el debate sobre el origen del perro se
mueve en una inmensa horquilla que va desde los 10.000 a los 38.000 años. El
momento en el que acaba el lobo y empieza el perro no está fijado por la
ciencia.
Pero los dibujos de Arabia Saudí
abren una nueva perspectiva porque la relación quedó grabada en la piedra.
"Muy probablemente tenían una gran importancia para los hombres porque
están conectados mediante correas. Todo esto sugiere que su presencia en la
caza era muy útil y que las presas podían ser encontradas, y matadas, mucho más
fácilmente gracias a los perros", asegura Germonpré. Robert Losey,
profesor de Antropología en la Universidad de Alberta (Canadá) y uno de los
grandes estudiosos de la relación entre perros y hombres, señala por su parte:
"Estas imágenes indican que hemos vivido cerca de los perros desde hace
miles de años. Y que llevamos milenios cazando con perros. Se sospechaba desde
hace mucho, pero hasta ahora no se había demostrado con evidencias
arqueológicas".
Preguntado sobre si los perros
nos ayudaron a sobrevivir, el profesor Losey se muestra rotundo: "Sin
ninguna duda. En algunas situaciones, los perros pueden aumentar mucho nuestra
habilidades. Si no llegan a estar con nosotros, es muy posible que no
siguiésemos aquí".
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