Estereotipos vigentes privilegian
a los varones. Solo el 22% de campesinas tiene posesión de la tierra y accede a
créditos. El analfabetismo también es mayoritariamente femenino
La mujer andina tiene voz, pero
no voto
10 de Diciembre del 2017 -
10:42 » Textos: Redacción | Correo » Fotos: Correo
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Pese a que en los últimos años, la participación de las mujeres
andinas se ha ido visibilizando en distintos escenarios sociales, la
discriminación por género u origen continúa perenne en la esfera familiar y
legal, las mismas que amplían las brechas en su acceso a la educación, salud y a las posibilidades
de participar políticamente.
CON
VOZ Y SIN VOTO
Para Gladys Vila, una mujer quechuahablante
de la región Huancavelica, la discriminación hacia las mujeres andinas es un
pan de cada día. En los hogares andinos, muchas veces -asegura- son los esposos quienes excluyen a las féminas de
participar en determinadas actividades, debido a que existe una lógica
cultural de que los varones poseen mayor información.
Sin embargo, señala que son las
mujeres quienes poseen mucho
conocimiento respecto a la cosmovisión indígena, la selección de la
semilla, la producción y la siembra; mientras que los varones los han ido
perdiendo, porque se trasladan de sus comunidades hacia la ciudad en busca de
un trabajo.
“Ellas mantienen muchos
conocimientos que hoy en día son un aporte fundamental para medir los efectos
del cambio climático”, indica.
Además menciona que en las
asambleas comunitarias, las mujeres tienen voz pero no voto para decidir y si
se trata de la repartición de herencias, siempre les asignan tierras más pequeñas o de menor productividad en
comparación con los varones.
En tanto, la abogada Rocío Silva
Santisteban indica que, aproximadamente, el 78% de la posesión de la tierra lo
tiene el varón y que para fines legales, dentro de la comunidad, son los “jefes
de familia”, en su mayoría hombres, quienes pueden acceder a créditos, además
de vender o invertir en un terreno sin necesidad de consultar a sus parejas.
“Digamos que se ha naturalizado
la idea de que el varón es el que toma las decisiones a nivel de territorio”,
señala.
EDUCACIÓN
En el 2014, la Encuesta Nacional
de Hogares (Enaho) reveló que el 6.3% de la población de 15 años a más no sabe
leer ni escribir. El mayor porcentaje de esta situación está reflejado en la
población del área rural, siendo Apurímac,
Huancavelica, Huánuco, Cajamarca, Cusco, Ayacucho, Puno, Amazonas y Áncash las
regiones que registraron los índices más altos de analfabetismo.
Respecto a ello, Gladys Vila
indica que cerca del 90% de la población andina llega a culminar nivel
primario; sin embargo, en el nivel secundario son más los varones quienes
terminan los estudios. Una de las razones que da el Ministerio de Educación
-señala- es la tasa de embarazo precoz en las adolescentes y otros por motivos
económicos, pues para seguir estudios superiores, las mujeres deben abandonar
sus comunidades, enfrentar una realidad distinta y con un nivel de educación
superior a la que le enseñaron.
Sobre esto último, la también
escritora Rocío Silva Santisteban resalta que aquellas mujeres que logran
acceder a una educación superior son quienes finalmente culminan sus estudios y
logran graduarse, a diferencia de los varones.
“Lo que pasa es que se ha naturalizado que las mujeres se
tengan que quedar en la casa. En cambio, los varones van y terminan la
primaria y la secundaria, porque se percibe que el hombre tiene que adquirir
una educación, una profesión para proveer. En cambio, la mujer se queda en la
casa, por eso el analfabetismo en el mundo andino es femenino”, resaltó.
En ese sentido, dijo que el Ministerio
de la Mujer es el que debe tomar un rol más activo, a fin
de romper con los estereotipos. La abogada aseguró que existe un Plan Nacional de Lucha contra la
Violencia, en donde uno de los puntos señala la lucha contra los
estereotipos que justifican la violencia contra la mujer. Sin embargo, señaló
que eso no se cumple.
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