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Por Mariana
Eberle-Blaylock.
A pesar de los enormes
avances tecnológicos y el bienestar humano alcanzado a nivel mundial, hoy en
día, siguen existiendo poblaciones vulnerables con poco o ningún acceso a
cuidados básicos sanitarios, incluyendo en países desarrollados como los
Estados Unidos. Un agravante es la gran crisis de recursos humanos que existe,
particularmente en países en desarrollo, con respecto al personal sanitario,
ingrediente vital para el éxito de los sistemas de salud. A medida que la
escasez de personal sanitario se profundiza, una de las estrategias para
mitigarla se apoya sobre el uso de promotores de salud.
Los
promotores de salud, al rescate
El rol de los
promotores de salud para ofrecer algunos cuidados sanitarios básicos en
comunidades locales comenzó a mediados de 1950, con el programa Médicos de Pies
Descalzos en China, conformado por trabajadores sanitarios voluntarios de las
villas locales. El éxito de este movimiento resultó en un plan de
implementación nacional, que fue imitado por numerosos países en respuesta
a la inhabilidad de los servicios convencionales para ofrecer servicios básicos
de salud.
En América Latina y el
Caribe, la Organización Panamericana de la Salud lanzó la Iniciativa Regional Escuelas Promotoras de la Salud en
1995, con el fin de formar futuras generaciones que dispongan del conocimiento,
habilidades y destrezas necesarias para promover y mantener ambientes y
comunidades saludables. En países en desarrollo y entre poblaciones
vulnerables, sobre todo en comunidades rurales, remotas o de inmigrantes, este
modelo ha sido, en la mayoría de los casos, muy exitoso.
¿Quién,
exactamente, es un promotor de salud y qué hace?
El perfil y función de
los promotores de salud a nivel internacional varía ampliamente.
Asimismo, los modelos dependen de las necesidades específicas de cada
comunidad, incluyendo sus determinantes sociales, objetivos y servicios de salud
disponibles en el área. Para Betsy Rodriguez, experta en el tema, la definición
de la Asociación Americana de
Salud Pública (APHA, por sus siglas en inglés), es la más completa y
estipula que el rol principal de los promotores es “servir como enlace entre la comunidad y los servicios sociales y de
salud ofrecidos por el gobierno local y estatal”. Según la APHA, los
promotores:
– Son trabajadores de
salud pública en primera línea
– Son miembros creíbles
de la comunidad
– Sirven como
intermediarios o facilitadores entre los servicios sociales y sanitarios y la
comunidad
– Facilitan el acceso a
servicios y mejoran la calidad y capacidad cultural en la forma en que se
brindan los servicios
– Construyen la
capacidad individual y de la comunidad, aumentando su autosuficiencia y
conocimientos sobre temas de salud
– Realizan trabajos con
y educan a la comunidad, ofrecen consejos informales, apoyo social y abogacía
De acuerdo a Rodriguez,
los promotores de salud se involucran cada vez más en el cuidado de enfermos
crónicos. Asegura que su intervención ha contribuido a que los pacientes puedan
manejar mejor los factores de riesgo y a prevenir las enfermedades cardiovasculares, como la diabetes, y a reducir las disparidades en la atención médica.
El
ejemplo de Campesinos Sin Fronteras
En mi trabajo he tenido
la oportunidad de trabajar con varios grupos y organizaciones de promotores en
Estados Unidos, incluyendo Campesinos Sin
Fronteras. Este modelo pionero surgió en 1999 para educar a los
miembros de la comunidad, en su mayoría de bajos recursos, inmigrantes y
trabajadores del campo, sobre enfermedades crónicas y lesiones asociadas con el
trabajo en el campo, así como sobre abuso de sustancias y violencia doméstica.
Lo hace de manera integral, teniendo en cuenta los determinantes sociales y el
contexto específico. Los promotores de este programa son miembros de la misma
comunidad, en su mayoría voluntarios que, una vez empoderados ellos mismos,
logran empoderar a los demás.
“Yo puedo ir a la
casa de estas personas a hablar sobre la diabetes, pero luego llego a la casa y
veo que no tienen qué comer, que tienen un hijo en la cárcel o hay una
situación de violencia doméstica, y/o mucha pobreza. Eso hay que tomarlo en
cuenta, por eso, el promotor tiene que ser muy bueno con el ser humano para
poder entender todo esto y ayudarlo en todos los aspectos. No puedes llegar a
tapar un hoyito y dejar todos los demás abiertos.”
– Emma Torres, Directora Ejecutiva, Campesinos Sin Fronteras
Desafíos
y oportunidades
Hay muchísima bibliografía a nivel global que resalta la
buena labor que los promotores de salud realizan y el impacto directo que
tienen sobre poblaciones vulnerables. Pero también destaca la necesidad
de continuar con la capacitación, formalización, mejor supervisión, y apoyo a
largo plazo por parte de gobiernos e instituciones que en muchos casos
necesitan y dependen de la buena labor de estos promotores. En Estados Unidos,
hay estados que demandan a los promotores una certificación para poder trabajar
y ser remunerados. Campesinos Sin
Fronteras, por ejemplo, recientemente se asoció al Arizona Western College
para implementar un Programa de Certificación Académica de Promotores, con el
objetivo de 1) darles la oportunidad a los promotores de que su trabajo sea
reconocido formalmente, y 2) motivarlos a que continúen con sus estudios. Los
promotores creen y apuestan por su comunidad con el objetivo de empoderar al
individuo para que sea autosuficiente. Sigamos, entonces, apostando por ellos
con mayor financiación y capacitación a largo plazo.
¿Existen programas de
promotores de salud en tu país? ¿Crees que un programa como este podría
ser parte del esfuerzo en tu comunidad? Cuéntanos en la sección de comentarios
o mencionando a @BIDgente en
Twitter.
Mariana
Eberle-Blaylock es especialista en comunicación sobre temas de salud y trabaja
para la división de marketing social en ICF, una consultora global.
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