Distintas iniciativas
buscan tener más y mejores datos sobre los problemas que afectan a la mitad de
la población mundial. ¿Objetivo? Que se tomen decisiones informadas en favor de
la igualdad
Madrid 24 NOV 2017 - 08:25 CET
¿Sabe cuál es el
porcentaje de niñas que se casan antes de cumplir los 18 años en India? No se
preocupe, la mayoría de políticos de aquel país tampoco. Solo el 12% conoce
aproximadamente el dato. Un 69% dice no recordarlo aunque asegura saber dónde
encontrarlo; el 19%, ni eso. Y deberían: India tiene uno de los registros más
altos de matrimonio infantil forzado del mundo. El 47% de las mujeres en India
se casaron cuando todavía eran menores de edad, según las estadísticas de
Unicef, recogidas por Girls
not brides.
El informe Responsables políticos e igualdad de género: qué saben y por qué lo saben, elaborado por Equal Measures 2030, una coalición de organizaciones entre las que se encuentran Plan Internacional, la Fundación Bill y Melinda Gates o la UN Foundation, además de otras del sector privado como la auditora KPMG, desvela el alto grado de desconocimiento de los mandatarios de cinco países —India, Colombia, Indonesia, Kenia y Senegal— sobre los problemas que afectan directamente a las mujeres. "Nos preocupa que el 20% de los hombres políticos encuestados considera que el género tiene demasiado peso a la hora de tomar decisiones", destaca Concha López, directora de Plan en España, durante la presentación del estudio en Madrid. "Y el 75% de los parlamentarios del mundo son hombres", advierte.
"Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) prometen no
dejar a nadie atrás. Y sin datos, millones de niñas y mujeres son
invisibles". Jessica Lomelín, directora de comunicación de Equal Measures
2030, reivindica así la importancia de los números y las estadísticas para
visibilizar problemas y, sobre todo, que se tomen medidas para solucionarlos.
Pero no vale cualquier dígito, tiene que ser uno fiable, de calidad. Y los que
hay, especialmente en lo que concierne a la población femenina, la mitad de la
humanidad, "son malos o incompletos". Así lo cree Mayra
Buvinic, miembro del equipo Data2X, una iniciativa de la UN Foundation para promover la
recopilación de datos con enfoque de género que también forma parte de Equal
Measures 2030. "Faltan recursos para elaborar estadísticas, para modificar
los instrumentos de medición, formar a equipos... Esto lleva tiempo",
explica. De momento, solo el 13% de los países dedica un presupuesto a elaborar
estadísticas de género, según ONU Mujeres.
Dice la ONU que una de
cada cinco mujeres entre 15 y 49 años ha sufrido violencia física o sexual por
parte de sus parejas en el último año en el mundo. Que se sepa, habría que
añadir. El organismo opta por matizar sus estadísticas de las mujeres con un
"de los países sobre los que se dispone de datos". La afirmación de
arriba se basa, concretamente, en una encuesta en 87 países. No es poco, pero
¿qué pasa en la otra mitad del mundo? ¿Cómo van a elaborar leyes contra esta
lacra si no saben la magnitud del problema? "Si los políticos son ciegos a
las cuestiones de género, estas no van a ser prioritarias a la hora de elaborar
los presupuestos", apunta Lomelín.
Nos preocupa que el 20% de los hombres políticos
encuestados considera que el género tiene demasiado peso a la hora de tomar
decisiones
CONCHA LÓPEZ, DIRECTORA DE PLAN INTERNACIONAL
ESPAÑA
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Ready to measure (preparados para medir), un estudio
sobre el estado de las mujeres en el mundo de Data2X, aboga por empezar a
trabajar con la información que ya está disponible. En definitiva, que la
ausencia de datos no frene la acción a la hora de tomar decisiones para mejorar
la vida de las mujeres. No hay tiempo que perder, los ODS llaman a todos los
países a "poner fin a todas las formas de discriminación y violencia de
género, así como erradicar prácticas nocivas como el matrimonio infantil y
forzado o la mutilación genital femenina para 2030".
Lo que hay, según este
informe, son 20 indicadores —de los 53 que afectan a las mujeres en la también
llamada Agenda 2030 de desarrollo sostenible (ODS)— que muchos países estarían
en disposición de medir siguiendo el ejemplo de los que ya lo hacen.
Un ejemplo. Actualmente
no se sabe cuál es la proporción de población femenina que vive en situación de
pobreza extrema. Se conoce el dato por hogares, pero no de manera desagregada
entre hombres y mujeres. La lógica puede ayudar a deducir que ellas son más
pobres que los varones en tanto que sus salarios suelen ser más bajos que los
de ellos, son más propensas a asumir empleos informales poco o mal pagados, o
trabajos no remunerados como el cuidado de personas dependientes. Pero lo
cierto es que no hay cifras que lo corroboren y mucho menos que indiquen las
verdaderas causas en cada contexto. De tal manera, las iniciativas contra la
miseria podrían no ser las más eficaces.
"Hay
investigadores que ya utilizan una medida indirecta de pobreza como el estado
nutricional. Ven que en muchos países de África, el 40% de las mujeres
desnutridas no viven en los hogares más pobres", detalla Buvinic. ¿Acaso
ellas no disponen en realidad del porcentaje de ingresos familiares que les
corresponde en favor de sus maridos? ¿Comen menos? ¿Son pobres invisibilizadas
porque sus esposos ganan lo suficiente como para no entrar en las estadísticas,
pero ellas no ven un duro ni reciben bocado?
Actualmente no
se sabe cuál es la proporción de población femenina que vive en situación de
pobreza extrema
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Los
números, las estadísticas, los indicadores y las fórmulas para calcularlos son
complejos. Pero sin ellos, quienes dictan leyes solo contarán con su intuición
para alcanzar la tan aclamada y nunca alcanzada igualdad de género. El olfato a
veces falla. También la percepción sobre la magnitud de los problemas. Lo
constata el informe de Equal Measures 2030. Preguntados los responsables
políticos de los cinco países objeto de estudio por su percepción del progreso
conseguido en igualdad de género, el 66% dijo que en 2017 hay más que hace
cinco años. Sin embargo, las respuestas diferían en función del sexo: el 80% de
mandatarios varones estaba de acuerdo con esta afirmación, frente a la mitad de
las mujeres.
Esta disparidad se
debe, según la directora de Plan Internacional España, a que ellos se fijan en
los avances en educación y salud, ámbitos en los que se han producido progresos
en el mundo. Aunque tampoco lo saben con certeza. Por ejemplo, solo el 2% de
los políticos se acercó a la tasa oficial de mortalidad materna de su país. En
Colombia, un 25% de políticos colombianos no conoce ni sabe dónde buscar el
dato de cuántas mujeres mueren por causas relacionadas con el embarazo o el
parto en su país, según los hallazgos de la investigación. Y ese sí que existe:
es de 64 fallecidas por cada 100.000 nacidos vivos, según la Organización
Mundial de la Salud.
Para decir que hay
mayor igualdad que hace cinco años, los encuestados obvian, además, los
progresos (o regresos) en otras áreas. "La participación en la economía",
subraya López. "Si nos fijamos en la educación y la salud parece que
avanzamos, pero los ODS nos dan otros elementos de debate", añade. Buvinic
coincide. "Ya hay 20 indicadores con los que se puede empezar a trabajar,
pero en otros hay vacíos. Particularmente, en cuanto a la participación
económica. Y es importante conocer los datos, no solo para mejorar la vida de
las mujeres, sino porque ayudarlas tiene un impacto en el desarrollo global.
Son la mitad de la población del mundo y en estos momentos está siendo
subutilizada. Cobran menos y trabajan más. Solo si se resuelven este tipo de
problemas, se conseguirán otros objetivos como reducir la pobreza y la
desigualdad", explica.
La falta de
datos, sumada al desconocimiento o uso parcial de los que ya hay tiene como
resultado la invisibilidad
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Tampoco
la existencia de leyes en favor de la igualdad en los ámbitos que ya se miden y
abordan garantiza que la haya, reflexionan los autores de la investigación, que
recogen la declaración de uno de los participantes de Indonesia: "Hasta
ahora, la educación en este país no ofrece igualdad de oportunidades. El
Gobierno apoya la igualdad de género, pero en las familias todavía se prioriza
que los hombres accedan a la educación superior. A las mujeres se les anima a
obtener una titulación secundaria o bachillerato, como mucho. Por otro lado, a
los varones se les motiva para obtener un título de máster o doctorado. Las
familias deberían otorgar los mismos derechos a hombres y mujeres".
La falta de datos,
sumada al desconocimiento o uso parcial de los que ya hay, tiene como resultado
la invisibilidad. Si las mujeres no cuentan ni importan ¿quién va a preocuparse
por su bienestar? Las alianzas público-privadas que se han creado para, al
menos, proveer de información independiente a los Gobiernos, buscan cubrir la
primera parte de la ecuación. Con ello, las organizaciones de la sociedad
civil, como Plan Internacional y tantas otras que defienden los derechos de las
mujeres y niñas, pueden hacer trabajo de incidencia. Convencer y concienciar a
los mandatarios para que sus políticas tengan en cuenta que la mitad de la
ciudadanía para la que gobiernan vive sistemáticamente discriminada. ¿Estamos
preparados?
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