Allan Lynch
BBC Travel
1 hora
PARKS
CANADA En el año 1000, un barco vikingo capitaneado por Leif Erikson atracó
cerca de L'Anse Aux Meadows con 90 hombres y mujeres.
Conduciendo
hacia el norte en la Carretera Transcanadiendse, un alce se cruzó en mi camino.
Me quedé varado en un tramo
de la zona norte de Terranova y Labrador conocido como Viking Trail ("El camino
vikingo"), que lleva hasta el Sitio Histórico Nacional de L'Anse Aux
Meadows, el único asentamiento escandinavo confirmado en América del Norte.
Mientras esperaba a que el
alce se apartara, vi cómo unas ramas de árbol del bosque se inclinaban hacia un
lado de la carretera, apuntando hacia el este, mecidas por la fuerza del viento
en dirección al Estrecho de Belle Isle, que separa la Península del Labrador de
la isla de Terranova.
Unos 20 minutos más tarde,
proseguí mi camino otros 80 km hacia L'Anse Aux Meadows.
Salí del auto y mis fosas
nasales se impregnaron de la brisa marina que impregna el verdoso paisaje.
Fue aquí, en el extremo
norte de Terranova y Labrador, donde ocurrió un momento significativo en la
historia de la migración y la exploración humana.
En el año 1000, unos 500 antes de que Cristóbal Colón
emprendiera su viaje, zarpó una embarcación vikinga con 90
hombres y mujeres a bordo capitaneada por Leif Erikson.
Y así se estableció el
primer asentamiento europeo en el Nuevo Mundo.
Áspero, pero perfecto
PARKS
CANADA Aquí se establecieron los primeros pobladores de América.
El grupo llegó cuando la
marea estaba baja y quedó atrapado en las aguas poco profundas de la bahía de Epaves.
Cuando la marea regresó
avanzaron hacia el interior, navegando por el arroyo de Black Duck hasta el
lugar en el que establecieron su fortaleza en la tierra que acababan de
encontrar.
L'Anse Aux Meadows podría
parecer un lugar áspero, con
feroces vientos que golpean tierras remotas. Pero para los recién
llegados, que viajaron a través del Océano Atlántico en botes al descubierto, era perfecto.
Los bosques eran prósperos para la caza, los ríos
estaban llenos de enormes salmones de
un tamaño que los escandinavos no habían visto jamás y las verdosas praderas
proporcionaban buen alimento para
el ganado.
El asentamiento no duró mucho. La comunidad lo
abandonó menos de una década después, tras varios enfrentamientos con las tribus nativas de la isla.
El asentamiento perdido
Durante más de 100 años,
arqueólogos de Finlandia, Dinamarca y Noruega han usado las antiguas epopeyas nórdicas para guiar su búsqueda del
asentamiento perdido de Erikson, recorriendo la costa de Norteamérica desde
Rhode Island hasta Labrador.
ALAMY
Uvas silvestres crecían en algunos lugares de estas tierras, lo que llevó a los
vikingos a bautizarlas "Vinland".
El lugar no se descubrió
hasta 1960, cuando un
matrimonio de arqueólogos noruegos, Helge y Anne Stine Ingstad, escucharon
hablar a la gente de allá sobre L'Anse Aux Meadows, que entonces pensaban que
era un antiguo campamento indígena.
La excavación inicial de los
misteriosos montículos reveló un diseño similar al de las casas encontradas en
asentamientos vikingos en Islandia y Groenlandia.
Y luego descubrieron un clavo de 1.000 años de antigüedad que
reveló que se también habían construido barcos allí.
"Jugamos como niños
alrededor de los curiosos montículos", dice Clayton Colbourne, quien
trabajó como guía para el gobierno canadiense en L'Anse Aux Meadows.
"No
sabíamos nada sobre los vikingos que estuvieron aquí".
Sitio
histórico
Desde la entrada del Sitio
Histórico Nacional de L'Anse Aux Meadows, un estrecho camino atraviesa un
paisaje que ha cambiado muy poco
desde los tiempos en que llegó Erikson.
Plantas cubiertas de musgo y
moras silvestres cubren un arrecife fangoso en la costa rocosa.
Altas hierbas se yerguen
junto a pequeños árboles centenarios con minúsculos racimos de flores blancas
que quedan a la altura del hombro.
Tan sólo se escuchan los
gritos de las aves marinas, el crujido de la hierba con el viento y el golpeteo
de las olas contra la costa de guijarros.
PARKS
CANADA Actores ilustran la vida vikinga en L'Anse Aux Meadows.
Hileras de rocas irregulares
sobresalen de las aguas poco profundas esperando morder, como dientes, el fondo
de algún bote perdido.
El camino conduce hacia tres grandes cabañas y cinco talleres del asentamiento
original.
El gobierno canadiense ha
recreado una casa de campo y dos talleres cerca de los montículos originales,
donde unos guías vestidos de
vikingos explican cómo era la arquitectura y artesanía escandinava de la época.
Lo robusto de la
construcción hace que, aunque los vientos aúllen afuera, el interior permanezca
silencioso.
Fue en una de estas chozas
donde Snorri, el sobrino de Erikson, se convirtió en el primer bebé europeo
nacido en el Nuevo Mundo.
Pero unos 1.000 años más
tarde, esta colección de montículos experimentó otra primera vez.
En 1978, la Unesco anunció
la creación de la hoy aclamada Lista de Patrimonio Mundial, y este fue el primer sitio cultural en el mundo en
recibir tal estatus.
“Fue en una de estas chozas donde Snorri,
el sobrino de Erikson, se convirtió en el primer bebé europeo nacido en el
Nuevo Mundo"
Pasé horas en L'Anse Aux
Meadows escuchando a los guías dar sus explicaciones a los visitantes.
Antes de irme, me senté en
la orilla respirando las brisas saladas que viajaron miles de kilómetros a
través del mismo mar que atravesó Erikson y su gente.
Dejar el sitio vikingo fue
como un viaje en el tiempo instantáneo y extremo.
Conduje mi auto hacia el
sur, a lo largo de la costa rocosa, y después hacia el interior hacia el
pequeño aeropuerto de Saint Anthony, con mi mirada atenta ante la posible
aparición de otro alce en el camino.
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