La riqueza
relacional proporciona más bienestar y protección que el aislamiento, la
fragmentación y la desigualdad. Los pueblos que viven con lo justo no son menos
felices
FERNANDO
CEMBRANOS
PIXABAY
21
DE NOVIEMBRE DE 2017
Cada vez es más
difícil negar la degradación de los ecosistemas y de los factores ambientales
relevantes que sustentan la vida (clima, agua, biodiversidad...), lo que nos
aboca a un colapso ecológico de gravísimas consecuencias para la humanidad.
La inadecuación
del sistema económico, la desadaptación cultural, la desigualdad social y las
limitaciones de la psique humana hacen poco probable una respuesta lúcida y
justa de las sociedades humanas ante el colapso ecológico (junto con otros) que
se avecina. En efecto: los indicadores económicos que manejamos no detectan la
destrucción de la base material de la vida (vivimos una cultura del
despilfarro, de energía y materiales, a la que llamamos “desarrollo”) y la
desigualdad social estructural hace difícil tomar medidas de contención sin que
se dispare la tensión, la injusticia y el conflicto violento.
“EL FRACASO DEL MODELO ACTUAL PARA DAR RESPUESTA A
MUCHAS DE LAS NECESIDADES Y ASPIRACIONES HUMANAS ES YA UNA INVITACIÓN A LA
BÚSQUEDA DE SOLUCIONES Y FORMAS DE ORGANIZACIÓN ALTERNATIVAS”
|
Por si esto
fuera poco, la psique humana prefiere no procesar información negativa grave si
no tiene muy claro cómo afrontarla, por lo que no se puede decir que tengamos
una buena preparación para hacer frente a la grave degradación ecológica y
social que se nos viene encima. Y, puesto que el futuro viene con grandes dosis
de incertidumbre, conviene explorar cuáles son nuestros recursos y
potencialidades para responder de una manera inteligente a los nuevos
escenarios de deterioro material y escasez energética.
Es sabido que a
partir de una cantidad de renta per cápita las sociedades humanas no consiguen
ser más felices. El incremento de la “producción” material y emisión de
residuos provoca nuevos problemas, muchos de ellos irreversibles en el tiempo
histórico, sin conseguir mejorar el nivel de bienestar subjetivo. El fracaso
del modelo actual para dar respuesta a muchas de las necesidades y aspiraciones
humanas es ya una invitación a la búsqueda de soluciones y formas de
organización alternativas.
Sociedades más resilientes
Los seres
humanos en ocasiones han sabido responder a situaciones muy difíciles
aumentando los mecanismos de cooperación y solidaridad, el coraje, el ingenio,
la motivación, la empatía y creando nuevas formas de organización. El concepto
de resiliencia nos recuerda que las personas, los colectivos y los sistemas
pueden salir fortalecidos a partir de fuertes tensiones negativas. En la
actualidad se sabe que la supervivencia humana ha dependido fuertemente de
comportamientos cooperativos y que contamos con un equipaje emocional y
neurológico adaptado a ello. Las investigaciones sobre la empatía, la
resonancia corporal, el contagio emocional y las neuronas espejo avalan esta
idea.
Para que la
respuesta sea acertada se necesita una información veraz, por dura que ésta
sea. Si bien en un primer momento puede provocar parálisis y un cierto
nihilismo, si no se conoce la gravedad de la situación es poco probable que se
tomen las medidas adecuadas, algunas de ellas muy costosas en el corto plazo. Es
verdad que la información dura y amenazante ha de ir acompañada de un esquema
de respuesta relativamente claro en el que se identifiquen las causas y las
medidas a tomar con razonables posibilidades de éxito. Si no, la información
dolorosa será desestimada, negada y (momentáneamente) olvidada. Serán más
resilientes (capaces de fortalecerse en la dificultad) aquellas sociedades que
no recurran a falsas creencias tales como la fe tecnológica, la
sumisión incondicional al crecimiento o el escepticismo incrédulo del “nunca ha
pasado”, y se pongan a la tarea con información relevante y realista por
incómoda que ésta sea.
La zanahoria detrás del palo
El neocórtex
posibilita al ser humano aplazar sus satisfacciones inmediatas para obtener
satisfacciones futuras. Por eso hemos podido almacenar el grano para el
invierno y cambiar el campamento cuando ha sido necesario. El ser humano es
capaz de visualizar escenarios futuros y actuar para conseguir los deseables y
escapar de los indeseables. Incluso hay testimonios de sociedades que eran
capaces de roturar una tierra que no les daría frutos inmediatos pero que se
los daría a sus descendientes.
La motivación de
logro estudiada por la psicología social ha resultado ser uno de los procesos
más poderosos del ser humano para afrontar situaciones difíciles. Lejos de la
propuesta plana del confort, planteada a menudo por el mercado, los seres
humanos aumentan su motivación cuando incorporan el esfuerzo. A más dificultad
y esfuerzo más motivación, a condición de que el esfuerzo, las dificultades
sufridas o el trabajo incorporado tengan una probabilidad razonable de éxito.
Dificultades no van a faltar, pero se hace preciso visualizar el logro, tener
algún tipo de horizonte deseable, alimentar de forma creíble la esperanza.
El ser humano y
las sociedades humanas han buscado siempre un sentido que les explique y que
les trascienda. La supervivencia y la dignidad de las generaciones futuras (y
ya también las actuales) es sin duda una fuente inagotable de sentido. Qué
mejor motivo que la lucha para que la toda la especie humana, (incluídos
nuestros nietos y nietas) pueda seguir estando invitada a sobrevivir y
disfrutar en este planeta.
Las sociedades y
grupos más cohesionados y más igualitarios tienen más posibilidades de
sobrevivir y responder adecuadamente. Tienen más capacidad de realizar cambios
y tomar medidas costosas. Disponen de una mayor presión de grupo para que sus
miembros modifiquen y mantengan sus conductas más adaptativas. Es más fácil
asumir trabajos y esfuerzos si se tiene la idea de un compromiso colectivo. La
inclinación a implicarse es superior y la vivencia es más satisfactoria.
“LOS PUEBLOS QUE VIVEN CON LO JUSTO NO SON MENOS
FELICES. NOS HACE INFELICES LA EXPLOTACIÓN, LA VIOLENCIA, LA DESIGUALDAD, LA
SOLEDAD O LOS ATAQUES A LA LIBERTAD Y LA DIGNIDAD”
|
La cercanía del
colapso ecológico puede redirigir nuestras sociedades a una mayor riqueza
relacional en lugar de un uso más intensivo de materiales y energía. La riqueza
relacional proporciona más bienestar y protección que el aislamiento, la
fragmentación y la desigualdad. Los pueblos que viven con lo justo no son menos
felices. Nos hace infelices la explotación, la violencia, la desigualdad, la
soledad o los ataques a la libertad y la dignidad.
El poder de los imaginarios
Es interesante
centrarse en las soluciones que además de valer para el largo plazo valgan
también para el corto. Las soluciones bajas en consumo energético provocan
menos contaminación y crean cercanía. Disminuyen los destrozos del colapso y
pueden mantenerse en el largo plazo. Algunas de estas soluciones orientadas a
la sostenibilidad, como: la movilidad corporal, algunos ritmos lentos, la densidad
relacional, etc, también mejoran el bienestar subjetivo presente.
Las propuestas
de Lakoff muestran cómo no siempre los meros datos o argumentos son suficientes
para movilizar conductas, sino que es necesario hacer resonar esquemas
cognitivos - emocionales (valores). “El pueblo unido jamás será
vencido”,“Tierra y libertad”..., la mayor parte de las sociedades han tenido en
cuenta en sus imaginarios y en sus sistemas normativos a las generaciones
venideras, es más, la mayor parte de los seres humanos se preocupan con fuerte
implicación emocional por el devenir de su descendencia (el gen “egoísta” ha
resultado ser a menudo muy generoso).
Desde el punto
de vista histórico, muchas generaciones se han visto portadoras de una
importante misión: la revolución francesa, la lucha contra el nazismo o la
conquista de la democracia. Tal vez la generación actual tiene ante sí uno de
los mayores retos que jamás ha existido: cambiar las reglas del juego para
poder seguir existiendo sobre la faz de la tierra y con dignidad y justicia.
La naturaleza,
las sociedades humanas y las personas también han dado muestras de “optimismo”,
realizando operaciones que a priori tenían baja probabilidad de éxito pero que
finalmente han resultado acertadas al insertarse en sistemas complejos. Tenemos
múltiples ejemplos de esto: desde por el propio proceso de formación de la vida
a las diferentes soluciones para expandir los hábitats a territorios hostiles,
las luchas sindicales y feministas o las revoluciones mismas.
Lemas como “otro
mundo es posible” o “sí se puede” permiten implicar a las personas en causas
difíciles y a la vez pueden actuar como profecías autocumplidas. La mera
creencia puede aumentar las probabilidades de éxito. Ante el colapso
ecológico tenemos responsabilidad de ser optimistas, y ya puestos, también
inteligentes.
-----------------------------------------
Fernando
Cembranos es psicólogo y miembro de Ecologistas
en Acción.
Nota:
Este artículo
pretende aportar estrategias frente a diagnósticos como los aportados por el
informe Caminar sobre el abismo de los límites. Políticas ante
la crisis ecológica, social y económica, de Ecologistas en
Acción.
AUTOR
------------------------------
Fernando
Cembranos
------------------------------
CTXT. Orgullosos
de llegar tarde a las últimas noticias.
¿Quieres
suscribirte por solo 6 euros al mes? Pincha
aquí
No hay comentarios:
Publicar un comentario