Unos 300 millones de
menores entre dos y cuatro años en el mundo sufren castigos físicos o
psicológicos en casa. Un informe de Unicef desvela los tipos de violencia
actuales contra la infancia y la adolescencia
Una
niña observa cómo su madre habla con una trabajadora social en Phon Chantorn,
Camboya. UNICEF
— "Una cosa es
moler a palos a un crío y otra, pegarle un azote suave en el culo".
— "Hay veces en
las que un bofetón a tiempo evita males mayores".
— "Creo que la
violencia física debe usarse, pero como última opción".
¿Cuántas de estas
afirmaciones se han escuchado en una conversación cualquiera con adultos? ¿Con
cuántas ha estado de acuerdo? Si cree que con una, o con más de una, lea y
piense en estas otras: 300 millones de niños de dos a cuatro años de todo el
mundo —es decir, unas tres cuartas partes— sufren castigos físicos y/o
psicológicos por parte de sus cuidadores en el hogar. En 30 países, otros seis
de cada diez de un año de edad están sometidos a algún tipo de disciplina
violenta de manera sistemática en casa. Y cerca de uno de cada 10 recibe un
golpe o una bofetada en la cara, la cabeza o los oídos. Los adultos, parece
ser, tenemos la mano muy larga.
MORIR
EN BRASIL POR EL COLOR DE LA PIEL
PATRICIA
PEIRÓ
El
riesgo de ser asesinado en Brasil se multiplica por tres para los negros y
mestizos, y es uno de los cinco países del mundo con la tasa de homicidios
adolescentes más alta (59 muertes por cada 100.000 habitantes). En lo más
alto de esta clasificación le acompañan otras cuatro naciones
latinoamericanas: Venezuela (97), Colombia (71), El Salvador (66) y Honduras
(65). La mitad de las muertes violentas de jóvenes entre 10 y 19 años que se
registraron en 2015 en todo el mundo sucedieron en la región latinoamericana
y caribeña, a pesar de que estos territorios comprenden tan solo un 10% de la
población adolescente global. >>Sigue leyendo
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Estos
datos pertenecen, con otros muchos, al último informe mundial del Fondo de las
Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), publicado este miércoles. Su título
es Una
situación habitual: violencia en las vidas de los niños y los adolescentes e
intenta arrojar luz sobre la magnitud de los distintos tipos de violencia que
los menores sufren en todas las etapas de su infancia y en todos los entornos.
Su contenido no da respiro. Lo que demuestra es un hecho rutinario y aceptado:
según este estudio, al menos 1.100 millones de cuidadores —o algo más de uno de
cada cuatro— creen que el castigo físico es necesario para criar adecuadamente
a un pequeño pese a que la Convención de Derechos del Niño de las Naciones
Unidas, de 1989, enfatiza que ninguna forma de violencia es admisible. Las
metas 5 y 16 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible también mencionan
la necesidad de acabar con el maltrato infantil.
Si la violencia en el
hogar por parte de los cuidadores está a la orden del día, no es menos
preocupante la que se ejerza en los centros escolares. Aún hoy, la mitad de la
población de niños en edad escolar —732 millones— vive en países donde el
castigo corporal en la escuela no está completamente prohibido. El bullying, por su lado, afecta a unos 130 millones de
adolescentes de entre 13 y 15 años. En el último cuarto de siglo se registraron
59 tiroteos en las escuelas de 14 países y casi tres de cada cuatro fueron en
Estados Unidos.
“Estamos
aún en proceso de asumir que un niño tiene que estar protegido de cualquier
violencia, incluida la de la familia”
BLANCA
CARAZO, UNICEF
Las muertes violentas
por homicidio o a consecuencia de un conflicto armado también se tienen en
cuenta: cada siete minutos, un adolescente es asesinado en un acto violento en
el mundo. Aunque las cifras globales disminuyen, en la región de América Latina
y el Caribe la tendencia es la contraria, y en 2015 casi la mitad de todos
estos homicidios se dieron allí. El estudio llama la atención sobre la
importancia de la raza o el sexo a la hora de ser víctima de un asesinato.
Ejemplo clarificador es el de Estados Unidos, donde los varones negros no hispanos
de 10 a 19 años tienen casi 19 veces más probabilidades de ser asesinados que
los blancos no hispanos de la misma edad. De hecho, en 2015, el riesgo que
tenía un adolescente negro no hispano en Estados Unidos de ser asesinado por
homicidio era el mismo que tenía un adolescente de Sudán del Sur de ser
asesinado debido a la guerra que sufre el país.
Por último, el informe
se ocupa de la violencia sexual. En 38 países de ingresos bajos y medianos, 17
millones de mujeres adultas reconocieron haber sido forzadas a mantener
relaciones cuando eran niñas. Y solo en 28 países europeos, alrededor de 2,5
millones de mujeres fueron violadas o agredidas antes de los 15 años. Nueve de
cada diez, además, dijeron que habían sido forzadas por personas de su entorno
(familiares, pareja...).
¿Por
qué seguimos pegando a los niños?
Pegar es un problema de
arraigo cultural y de reproducción de patrones experimentados en el seno
familiar desde la infancia. "Aunque ahora haya otros mensajes, si los
adultos actuales vivieron los castigos corporales como algo normal, sigue
quedando esa pautas en el comportamiento", indica Blanca Carazo, del
Comité Español de Unicef. Otro apunte: la madre de uno de cada cuatro niños
—unos 176 millones— es víctima de violencia por parte de su pareja.
SIETE DE CADA
DIEZ PADRES ARGENTINOS SON VIOLENTOS CON SUS HIJOS
MAR
CENTENERA
Cada
día se registran 85 denuncias por maltrato infantil de media en la provincia
de Buenos Aires, donde se concentra el 40% de la población de Argentina. La
mayoría son por casos graves —palizas, abusos sexuales y abandono— y no contemplan
otras formas de violencia invisible, ejercida contra los niños en millones de
hogares. Gritos, bofetones, insultos, azotes y sacudidas forman parte de los
métodos de de disciplina aplicados por los padres a sus hijos en siete de
cada diez familias argentinas. >> Sigue leyendo
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Además,
apunta la experta, no en todos los países existen mensajes claros sobre la
disciplina violenta. "El discurso es reciente, la declaración sobre los
derechos del niño, también; estamos aún en proceso de asumir que un niño tiene
que estar protegido de cualquier violencia, incluida la de la familia",
denuncia la experta.
Sin
datos del alcance real
El informe pone de
relieve que se progresa en la concienciación y en la reducción de la violencia
contra los niños. No obstante, la falta de información dificulta conocer el
verdadero alcance del problema. Aunque aumenta, la disponibilidad de
información sigue siendo muy baja, así que es difícil obtener una imagen fiable
de la evolución. Para Carazo es algo que se retroalimenta: "Como no hay
datos, no es fácil visibilizar la problemática y lograr que se destinen
recursos a combatirla. Y como no está en las agendas políticas, no se prioriza
y seguimos sin tener datos". "Se trata de un tema muy delicado,
son tabúes o a los que no se da importancia", explica otra de las
expertas del Comité Español, Almudena Olaguibel. "A los niños no se les
suele creer, o se minimiza lo que cuentan". Prueba de ello es que solo un
1% de las niñas que han sufrido violencia sexual se atrevieron a buscar ayuda.
Al final, el resultado es que se justifican comportamientos hacia un menor que
no se tolerarían en un adulto.
27.100 MENORES
VÍCTIMAS DE VIOLENCIA EN ESPAÑA
La
violencia en España existe, igual que existe en el resto del mundo. Unicef
maneja cifras del Registro Unificado de Maltrato Infantil (RUMI), una base de
datos en la que se recogen notificaciones de sospecha de violencia en el
ámbito familiar por parte de profesionales que tienen contacto con menores,
como servicios sociales, policía, educadores y sanitarios. En 2015 se
notificaron 13.818. Más reciente es la información extraída del Ministerio de
Interior: en 2016, 27.100 niños fueron víctimas de delitos que implican algún
tipo de violencia, según las denuncias recogidas por los cuerpos de policía
nacional y autonómicas y la Guardia Civil. De estas, 5.523 fueron víctimas de
delitos graves en el ámbito familiar. "Hay que poner estos datos en relación
con los del RUMI, que son sospecha, frente a estos que son denuncias
firmes", detalla Almudena Olaguibel, del Comité Español de Unicef.
Otros
4.393 menores fueron victimas de delitos contra la libertad e indemnidad
sexual en España, que engloba acoso, agresión, pornografía y otros a través
de redes sociales con componente sexual. "Llama la atención que los
niños y adolescentes suponen casi la mitad de todos los delitos contra la
libertad sexual e indemnidad, cuando no son ni la mitad de toda la población
española", resalta la experta. Por último, otros 26 menores murieron a
causa de agresiones y otros 28 fueron localizados como víctimas de trata con
fines de explotación sexual, dos de explotación laboral y tres que iban a ser
casadas a la fuerza
Estas
cifras aumentan con relación a las recogidas en periodos anteriores, pero
para la experta de Unicef no es algo negativo. "Tenemos cada vez más
datos, y aunque hay que cogerlos con pinzas, vemos que ocurre lo mismo que
con la violencia hacia la mujer: tener más casos no significa que haya
aumentado el maltrato, sino que los mecanismos de denuncia se van poniendo en
marcha".
|
Para paliar estas carencias, la organización ha
desarrollado varias acciones en los últimos años, entre ellas la nueva #STOPViolenciaInfantil, y la más veterana #EndViolence,
en la que han participado ilustres como David Beckham y que dispone de una
herramienta en Internet para denunciar agresiones. En la actualidad, se ha
logrado que el número de países con datos comparables sobre disciplina violenta
haya aumentado de 39 a 79 desde 2005, por ejemplo.
Eliminar todas las formas
de violencia contra los niños pasa por preguntarse si de verdad un castigo
físico es efectivo. Para Carazo, sucede al contrario: "Las víctimas de castigos físicos no se desarrollan bien.
Posteriormente sufrirán problemas para relacionarse y tenderán a replicar esos
comportamientos violentos. Y no hay nada que avale que un castigo físico es más
eficaz que otro".
Unicef aboga por cambiar
las normas. Para ello es importante promover y dar a conocer a los padres otras
formas de disciplina basadas en el refuerzo positivo y en transmitir lo que
está bien y lo que está mal desde la no violencia. "También nos sirve a
los mayores, pues en nuestra manera de resolver conflictos en la vida diaria no
siempre es pacífica", opina Carazo. Una de las claves es el tiempo, tiempo
para transmitir valores y conocimientos a los hijos y alumnos; para hablar,
razonar, y crear un clima de intercambio de opiniones en el que los niños se
puedan expresar.
Desde el punto de vista
institucional, es importante fortalecer los marcos jurídicos promulgando nuevas
leyes y haciéndolas cumplir para proteger a los niños. Unicef también destaca
la necesidad de fijar estrategias de prevención, entre ellas la limitación del
acceso a las armas de fuego, e implementar más servicios sociales para
responder a las necesidades de niños y adolescentes.
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