La académica Mary Beard, la
intelectual de moda en Reino Unido, se adentra con el pequeño libro 'Mujeres y
poder' en uno de los debates más calientes del momento
La académica inglesa Mary Beard, retratada
en Madrid. CARLOS ROSILLO
Cambridge 9 FEB 2018 - 21:21 CET
Contemplar a la gran experta en
la Roma clásica conversar amigablemente por teléfono con un funcionario anónimo
de Hacienda es una manera, tan buena como cualquier otra, de reconciliarse con
la Humanidad. Como toda plebeya honrada, Mary Beard paga
sus impuestos. En concreto, trata de convencer al funcionario de que debe dos
mil libras a las arcas públicas. La presencia del periodista no impide a Beard
desplegar sus intimidades fiscales y bancarias sobre la mesa de la cocina de
aire campestre de su acogedora casa de Cambridge.
Beard, de
63 años, es la intelectual de moda en Reino Unido. Su vasto conocimiento del
mundo antiguo y su proverbial talento divulgador, desplegados en obras
como SPQR,permiten a Beard contextualizar y enfocar certeramente los
debates contemporáneos. De ello da fe Mujeres y poder, un pequeño
libro que publica en español Crítica y que, como anuncia su título, se adentra
en uno de los debates más calientes del momento.
El funcionario examina su
expediente y concluye que, lejos de deber dos mil libras, Beard goza incluso de
un pequeño crédito a su favor. Sucede que había pagado de más. “Joder”.
“Gracias, gracias”. “Es usted una joya”. Cuelga el teléfono sonriente y, para
celebrar que es un poco más rica de lo que creía hace cinco minutos, descorcha
una humilde botella de pinot griglio. Sirve dos generosos vasos e
invita al intruso a encender la grabadora.
Pregunta. El primer ejemplo
documentado de un hombre mandando a una mujer callar está en la Odisea.
¿Silenciar a Penélope, su madre, forma parte del desarrollo de Telémaco como
hombre?
Respuesta. Necesitamos
comprender que son problemas profundamente arraigados en la historia de la
cultura occidental desde hace milenios. Con eso no quiero decir que estemos
atrapados en ellos, pero debemos buscar soluciones diferentes. Cuando ves
ejemplos de mujeres silenciadas en el mundo antiguo, es fácil concluir que
forma parte de una discriminación general. Pero lo que muestra la Odisea es
que es más que eso. Para dejar de ser un niño y convertirse en hombre, Telémaco
debe aprender a callar a las mujeres. Es un silenciamiento mucho más activo. El
poder del hombre está correlacionado con su capacidad de silenciar a las
mujeres. Toda la definición de la masculinidad dependía del silenciamiento
activo de la mujer.
P. Si
las mujeres no son atraídas a las estructuras de poder, ¿por qué la inercia
histórica es cambiar a las mujeres y no esas estructuras?
R. Pensamos
en las estructuras de poder como masculinas y hacemos que las mujeres encajen,
que cambien su comportamiento al acceder al poder. Acaban actuando,
interpretando un guion. Pero no hay que cambiar a las mujeres, sino las
estructuras. Hay que pensar qué es el poder, cómo hablamos de él, cómo está
conectado a la celebridad, cómo son la imagen y el lenguaje asociados al poder.
Veremos que es una versión extremadamente masculina. Poder es algo que tú tienes y yo no. Queremos grandes
lideres. Pues no. Lo que queremos es grandes contribuidores. Cuando veo cursos
de liderazgo en la universidad, me pregunto dónde enseñamos a la gente a ser
seguidora. Un líder grande y macho con una pirámide por debajo es una de las
maneras posibles, pero no la única.
ampliar foto' El regreso de Ulises', obra de 1508-1509 de
Bernardino Pinturicchio, expuesta en la National Gallery.DEA PICTURE LIBRARY DE
AGOSTINI/GETTY IMAGES
P. ¿Qué
opina de la campaña global del #MeToo?
R. Está
siendo muy importante. Las redes sociales son muy buenas para empezar las
cosas, el problema es que un hashtag no cambia de hecho nada. Si
quieres solucionar el problema, no es suficiente encontrar gente que lo señale
en el pasado. Tienes que cambiar el equilibrio del poder.
P. En
una reciente entrada de su blog en The Times Literary Supplement, quiso
subrayar la diferencia entre comportamiento inapropiado ocasional y
sistemático. ¿No defiende la tolerancia cero?
R. No
creo en la cultura de tolerancia cero porque todos hacemos cosas estúpidas. ¡No
quiero un mundo en que nadie nunca sea maleducado! Pero tampoco quiero un mundo
en que la gente sea sistemáticamente inapropiada. Yo, en muchas ocasiones, he
hecho cosas inapropiadas. No creo que deba ser lapidada por eso.
P. ¿Seguirá
viendo películas de Woody Allen a pesar de su supuesto abuso de las mujeres?
R. He
disfrutado de películas de Woody Allen desde que tengo memoria. Hay muchos
aspectos de él que deploro. Pero me iré a la tumba pensando que Annie Hall es
divertida. ¿Qué hacemos? Es difícil de saber. Esto es inaceptable, tío, pero
también haces buenas películas. Tenemos que ser mucho más sofisticados que
pensar que la gente es solo buena o mala. Hay que hallar la manera de lidiar
con alguien que es brillante y horrible. Cómo manifestar nuestra desaprobación
de algunos aspectos de la vida de alguien, mientras reconocemos otros.
P. Leerla
y escucharla es comprender que las respuestas no suelen ser sencillas. Pero
vivimos en un mundo que demanda respuestas simples.
R. ¡Esto
es complicado! Cualquiera que diga que esto es simple es que no lo ha pensado a
fondo. El papel de los académicos, y también el de los políticos, es decir, que
la complejidad es buena.
P. ¿Cuánta
complejidad cabe en 280 caracteres?
R. Cualquiera que use Twitter, yo incluida, dice cosas que no
quiere decir realmente. Necesitamos un formato en el que la gente pueda
expresar duda y complejidad. Debemos mejorar la conversación.
P. Los
extremos monopolizan ciertos debates en redes sociales. ¿Tienen los más
moderados la responsabilidad de intervenir?
R. Las
redes sociales no han cambiado la manera en que la gente habla o piensa. Cuando
yo era estudiante decíamos cosas horribles de nuestros profesores, pero lo
decíamos en el bar. Twitter lo amplifica, y eso igual es bueno. Lo importante
es que no tienes que decir que mi vagina huele a repollo para decir que no
estamos de acuerdo. ¡Qué horrible sería un mundo en el que todos estuvieran de
acuerdo! Yo tengo opiniones muy fuertes sobre muchas cosas, que encajan en los
estándares del feminismo. ¿Querría que todo el mundo estuviera de acuerdo
conmigo? Claro que no.
P. Su
actitud la ha convertido en referente de muchas mujeres que quieren ser
valoradas por sus ideas y no por su aspecto.
R. Es
importante mostrar a la gente que puedes ser mayor y estar cómoda. Claro que me
molestan ciertas cosas malas que dicen sobre mí, si no sería una psicópata,
pero no me afectan demasiado. Y creo que es importante, especialmente para las
chicas jóvenes, ver a una mujer mayor que está por ahí, que dice tacos, que
habla de lo que sea y no es amedrentada por la gente que le dice que se calle.
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